El motivo por el que me maravilla todo lo que tiene que ver con criptomonedas no responde únicamente al factor inversionista, sino precisamente a la tecnología que la sustenta y toda la capacidad e ingeniería que hay detrás de todo el sistema.

Por esta razón, veo en las criptomonedas mayor fiabilidad y mejor futuro que un producto de banca por ejemplo. Y la razón, insisto, es porque me he preocupado en entender su funcionamiento.

A día de hoy, las relaciones comerciales en internet no evolucionan por culpa de una, natural por otra parte, desconfianza en aquello que no vemos, que no palpamos. Así, no hay transacción económica que no requiera de intermediarios en los que podamos “confiar”, llámese banca online, llámese Paypal o método de pago seguro pero, ¿cuánto de seguro tienen?, ¿realmente podemos confiar que estos intermediarios no se queden con nuestros datos?

Lo hacen: no digo para comprar con nuestras tarjetas, pero sí para saber nuestra edad, nuestros gustos, comportamientos, etc. Y comercializan con ello. ¿Y cómo “soluciona el blockchain este problema tan del s. XXI?

 

Qué es el blockchain

 

No empecemos la casa por el tejado: primero lo primero: La definición de blockchain. El blockchain o cadena de bloques es como se define la unión P2P entre terminales en ese enorme ecosistema que resulta internet.

Una unión P2P es como se denomina a la comunicación entre dos terminales en la que no actúa ningún intermediario, sin pasar la información entre servidores que actúen de intermediarios. Es decir, se permite el intercambio directo de información, en cualquier formato, entre los ordenadores interconectados.

¿Quiere decir que no queda registro alguno de las transacciones que se hagan entre dos ordenadores? Sí y no. No hay registro en cuanto, al contrario que lo que ocurre con las transacciones tradicionales (las que pueda usar un banco), no hay nadie “detrás” almacenando la información y haciéndola disponible a la entidad intermediaria, pero sí que la transacción se refleja en un enorme libro de cuentas en los que los registros (los bloques) están enlazados y cifrados para proteger la seguridad y privacidad de las transacciones.

 

El blockchain como respuesta a los problemas del Big Data

 

Al estar disponible esta información pero cifrada, el blockchain se convierte en una enorme base de datos distribuida y segura que se puede aplicar a cualquier transacción (no siempre económica), respondiendo a dos de los principales problemas que una tecnología de este tipo debe atender:

  • Seguridad y confidencialidad: la información queda registrada y “visible” pero encriptada para que no sea accesible a cualquiera
  • Anonimato, pero no impunidad: que no haya un registro claro e interpretable por terceros en primera instancia no quiere decir que no se registre, lo cual elude a aquellos que quieran usar esta tecnología para fines poco éticos.

Atendiendo a estos dos problemas básicos del compartido de información en internet, se está atendiendo a los máximos problemas a los que nos enfrentamos en la era del Big Data: reduciendo el tráfico y compartido de información y protegiéndola.

 

Para qué se usa y para qué se podría usar el blockchain

 

Blockchain se teorizó y puso en marcha tal como la conocemos hoy día con una finalidad: Bitcoin. La criptomoneda que por definición es “descentralizada” por las razones que hemos expuesto: al no contar con intermediarios, lo cual, insistimos, no quita que sea segura y sea “vigilada” aunque lo sea mediante la encriptación.

Pero que se desarrollara en torno a una criptomoneda y nos permita prescindir de nuestros bancos como intermediarios de nuestro dinero (y nuestros hábitos) no quiere decir que tenga como máxima utilidad el sector de las finanzas.

El “internet de las cosas” o la inteligencia artificial son dos de los focos en los que la tecnología blockchain está en desarrollo para, entre otras cosas, facilitar cualquier transacción que, a día de hoy, necesitan una validación explícita.

Validación explícita como la de realizar el voto en unas elecciones. Aplicar la tecnología blockchain a este campo permitiría que pudiéramos hacerlo telemáticamente desde nuestro ordenador, sin tener que recibir el censo, dirigirnos al colegio electoral y votar, facilitando además el proceso a todos aquellos que por alguna circunstancia, no lo hagan por ver en él complicaciones burocráticas o no creer en los resultados.

 

Por qué es tan fiable la tecnología blockchain

 

¿Y por qué deberíamos confiar más en esta tecnología a la hora de votar por ejemplo, que en una mesa electoral? Básicamente porque además de las dos ventajas ya descritas mediante las que se sustenta el blockchain (seguridad y registro encriptado), existe un tercer pilar básico en todo este entramado, que no es otro que el consenso: si todos tenemos las mismas posibilidades de acceder a la información, si todos estamos expuestos de cierta forma a ella, todos nos “someteremos” a unas mismas reglas del juego y por tanto toda información será segura.

Es decir, imaginaros si tuviéramos la posibilidad de, a la par que una empresa accede a nuestros datos, nosotros también pudiéramos acceder a los de la empresa. Si esto fuera posible (y mediante el blockchain es posible), una entidad financiera no se interesaría en saber cuánto cobramos, y si quisiera saberlo, nos lo preguntaría con la posibilidad de que nosotros también conozcamos cuál es su nivel de facturación.

No quiero decir con todo esto que el blockchain y todo lo que conlleva, sea la panacea ni venga a solucionar todos nuestros problemas, pero sí que es una tecnología que merece toda nuestra atención y, cuanto menos, que conozcamos todas las posibilidades que ofrece. Como bien reza el dicho: el conocimiento no ocupa lugar, y antes de opinar, mejor conocer 😉

 

 

Empresario del sector inmobiliario, aficionado a la inversión en criptomonedas y fiel seguidor del VRAC. Disfruto y aprendo con cada experiencia y así me gusta que se refleje en el blog de Fernando Vega Hernández